"El
Movimiento Bolivariano no es una fuerza electoral. Su objetivo es
crear un movimiento de insurrección porque las FARC no pueden
tomar el control por fuerza militar solamente. Nuestros esfuerzos
no tendrán éxito si esto acaba siendo únicamente
dos ejércitos, las FARC y las fuerzas de seguridad del gobierno,
luchando una contra la otra" dijo Carlos Antonio Lozada, antiguo
comandante de las milicias urbanas en Bogotá de las FARC
y ahora un miembro del equipo negociador rebelde.
Las FARC dicen que, a diferencia del grupo insurgente M19, nunca
dejarán las armas.
Pero las FARC no son los únicos que miran más hacia
el campo de batalla que a la mesa de negociaciones. Además
de inscribir mayores números de soldados profesionales, voluntarios
en vez de reclutas verdes y de comprar helicópteros y más
material, el ejército está terminando, por lo menos,
cinco grandes cuarteles en los caminos estratégicos hacia
Bogotá.
Estos puestos provistos de unidades de fuerza similar a un batallón,
serán finalmente usados como "puntos de ataque"
para lanzar misiones de búsqueda y destrucción de
posiciones fuertes de los rebeldes. La más significativa
de estas bases esta en Sumapaz, una region que recorre la espina
oriental de la cordillera Andina, a través de cinco provincias
y hasta los barrios pobres del sur de la capital. Hace mucho que
esta zona se usa como una ruta logística para los rebeldes
y una importante avenida para sacar a los secuestrados de Bogotá.
Hace mucho que el comandante supremo de las FARC, Manuel Marulanda,
predijo que las batallas más decisivas serían en las
duras montañas y altas planicies de Sumapaz que alcanzan
los 12,000 pies de altura.
Si Bogotá cae, el país caerá. Al construir
esta base en Sumapaz estamos echando atrás los planes de
las FARC ocho o diez años" dijo el Coronel Enrique Cotes.
Comandante de las fuerzas del ejército en Sumapaz en una
entrevista en Febrero.
Pocos Colombianos comunes creen en una perspectiva de paz real a
corto plazo. La mayoría piensa que la guerra se escalará
hasta que los combatientes decidan que deben buscar una solución
política genuina al conflicto.
Pero aún si, en contra de toda probabilidad, los rifles de
paramilitares y rebeldes se silencian en un momento cercano, uno
de los empobrecidos habitantes de la ciudad Nelson Mandela, el poblado
marginal de Cartagena, avisó que el conflicto no terminaría.
"Los diálogos de paz no significan nada" dijo Lázaro
Pérez. " Únicamente cuando el gobierno empiece
a ayudar a los pobres, terminara la guerra."
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