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Una Devastación en espiral
Por Karl Penhaul

Los niños que corretean por "Hope Street" (la calle esperanza) tienen los estómagos hinchados por la malnutrición y están cubiertos de heridas. Es lo mismo en "Victory Street" (la calle Victoria) y todas las pistas de tierra que cruzan el creciente poblado conocido como la ciudad Nelson Mandela, en las afueras de la legendaria Cartagena de Indias. El centro de Cartagena, una ciudad amurallada de la época colonial Española, es la joya de la corona del turismo Colombiano. Pero ninguno de los Europeos o Norte Americanos que todavía vienen a las playas bañadas de sol de la región, o los pocos que alimentan el creciente negocio de prostitución de menores, jamás entran a esta zona de chabolas.

Casi todos los 50.000 habitantes de la ciudad Nelson Mandela, han sido obligados a huir de sus casas en perdidas zonas rurales, por el miedo de ser atrapados en un fuego cruzado en la creciente guerra sucia de Colombia. A nadie aquí le importa demasiado la política del conflicto. Algunos han sido desalojados de sus hogares por grupos paramilitares de derechas y otros han sido desalojados a punta de pistola por uno de los dos principales grupos de guerrillas Marxistas.

"Cuando llegan los pistoleros uno se siente indefenso y no puede hacer más que enterrar a sus muertos" dijo el campesino José Vicente Ortiz, quien ha sido desplazado dos veces. Al igual que sus vecinos, ahora vive en una chabola hecha de cartón, plástico negro, y un techo de latón.

Las clases medias y altas urbanas también son presa del conflicto civil de 37 años de duración, el cual ha complicado las bandas de narcos y criminales profesionales. El año pasado 282.000 Colombianos dejaron el país y no volvieron—huyendo de estancamiento económico, desempleo rampante, y la intensificada campaña de secuestros y extorsión de las guerrillas.

"Esto es como una pequeña Chechnya, una guerra de locos, de dementes, y de psicópatas," afirmó un policía.

LAS RAICES DEL CONFLICTO

Colombia con una población de 40 millones lleva sumida en guerra casi 50 años, haciendo que las raíces precisas de la la violencia son a veces difíciles de entender, hasta para aquellos que se juegan la vida.

Los síntomas son más fáciles de identificar. De acuerdo con las estimaciones del gobierno, el 55% de la población vive por debajo de los límites de la pobreza, que se define como unos ingresos por hogar de menos de $280 mensuales. El desempleo ha llegado a niveles record, con cálculos oficiales merodeando el 20%, el más alto del hemisferio. Hasta en tiempos de abundancia, la corrupción descontrolada, la centralización del estado ha privado a las comunidades más remotas de escuelas, instalaciones sanitarias y otras necesidades básicas. Pistas de tierra bacheadas son con frecuencia las únicas líneas vitales al mundo exterior.

Con la justicia social como su grito de batalla fundamental, las fracciones rebeldes de izquierdas de Colombia tomaron las armas contra el Estado a mediados de los 60. Las dos fuerzas guerrilleras marxistas principales son las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) con alrededor de 17.000 combatientes y el ELN (Ejecito de Liberación Nacional) con alrededor de 5.000. Ambos grupos financian su esfuerzo bélico con secuestros y con extorsión, las FARC reciben la mayoría de su financiación por medio de impuestos al tráfico de drogas. Militarmente más débil, el ELN, se especializa en sabotaje económico, como hacer estallar pozos petrolíferos y oleoductos. El grupo históricamente más duro del ELN, el frente Domingo Lían colocó bombas, más de 100 veces, en el mayor oleoducto de exportación, causando la subsecuente caída en exportaciones de petróleo, el mayor generador de ingresos del país. Analistas económicos ya están prediciendo que Colombia no alcanzará su meta de crecimiento del 3,8 en el 2001, dictado como parte de las condiciones del préstamo del Fondo Monetario Internacional.

Las demandas de ambos grupos se centran en una reforma agraria, una redistribución radical de la riqueza, y un final a la política de mercados libres, incluyendo una mayor intervención del gobierno en industrias clave. Las FARC se han ganado una reputación de ser más radicales, gracias al gran numero de campesinos en sus filas y su jerárquica estructura político-militar. Concentrados en zonas rurales, se estima que los insurgentes controlan hasta un 50% del país- la mayoría del cual está en manos de las FARC.

La alianza nacional de las fuerzas de derechas paramilitares conocida como Las Fuerzas de Autodefensa Unidas de Colombia (AUC), actualmente tiene unos 8.100 pistoleros mayoritariamente de clases obreras. Están financiados en su mayoría por terratenientes ricos, industrialistas, políticos, las clases medias –altas urbanas, y traficantes de drogas.

Según cifras del gobierno:

  • En la ultima década, han fallecido 35.000 civiles a causa de la guerra, muchos de ellos masacrados por pistoleros de la derecha y la izquierda.

  • Solamente durante los últimos cinco años, mas de 1,1 millones de personas han
    sido desplazadas por la violencia, la mayoría de estos por bandas paramilitares de derechas.

  • En el año 2000, mas de 3.700 personas fueron abducidas-confirmando el estatus de la nación como la capital mundial de secuestros. La mayoría de las abducciones son atribuidas a las guerrillas, las cuales llenan sus cofres con unos $150 millones en pagos de rescates.

No hay un consenso general de los costes de la guerra en términos económicos. Planificadores del gobierno han calculado que el coste es equivalente, más o menos, a un cuatro por ciento del producto interior bruto (PIB) de esta nación Andina, la cual es la quinta economía en Latino América con un PIB anual de alrededor de $80 billones.

La Violencia

Los historiadores siguen el rastro de la violencia de hoy día a un periodo que cubre los finales de los 40 y 50 conocida simplemente como La Violencia - una guerra civil entre los afiliados de los partidos Liberales y Conservadores tradicionales que han alternado en el poder en Colombia durante los últimos 150 años.

La lucha se inicia por el asesinato de Jorge Eliécer Gaitan el 9 de Abril de 1948. El asesinato por el que fueron culpadas fracciones Liberales rivales, los conservadores, un único pistolero y hasta la CIA, provocó revueltas en Bogotá, pero el enfoque de la lucha se extendió rápidamente al campo.

El Partido Conservador activó a sus poderosos aliados dentro del ejército, la policía, y la Iglesia Católica; los Liberales rápidamente organizaron grupos de guerrillas compuestos en su mayoría por campesinos y obreros. Mientras que dirigentes de ambos partidos se atrincheraron en la seguridad de las ciudades sus pobres seguidores hacían batalla en el campo, contra un telón de fondo de masacres, violaciones y asesinatos.

En 1957, una serie de amnistías para las guerrillas y el advenimiento de un trato para compartir el poder, conocido como el Frente Nacional, entre dirigentes Liberales y Conservadores, puso un final provisional al derrame de sangre. El arreglo, que duró 16 años, trajo estabilidad política, y un crecimiento económico moderado, pero dejó la dirección del país a una élite política y económica que tenían poco interés en compartir en las decisiones-mucho menos la riqueza-con las clases inferiores.

Las guerrillas se consolidan

Desde su establecimiento en 1964, las FARC han estado bajo la dirección de su fundador, Manuel "Tirofijo" Marulando, un antiguo guerrillero Liberal, cuyo modelo político y social era la Unión Soviética. Tirofijo y sus 48 fundadores campesinos originales se movilizaron inicialmente durante el ápice de la ofensiva apodada "Operación Lasso" respaldada por los EE.UU. , y diseñada para erradicar lo que el gobierno denominaba "republicas independientes," o regiones leales al Partido Comunista.

Ese mismo año, Fabio Vásquez Castaño, el educado hijo de una familia Liberal, cuyo padre había sido asesinado a manos de vigilantes Conservadores, forma el ELN en la zona rica en petróleo del nordeste de Colombia. Muchos de los campesinos que se unieron a las filas del ELN habían sido desplazados por empresas petrolíferas nacionales y internacionales que habían llegado a la zona. Otros afiliados iniciales fueron trabajadores petrolíferos sindicados de Barrancabermeja. A diferencia de las FARC, El ELN se inspiró en la Revolución Cubana en vez de adherirse a la estricta línea Soviética del Partido Comunista de Colombia.

El ELN rápidamente atrajo el apoyo de ardientes curas Católicos Romanos, que introdujeron grupos populares y de estudiantes, sindicatos y algunos intelectuales urbanos, ayudando al ELN a extender su influencia mucho más allá de su alcance militar. Un ex-cura Español conocido como Manuel Pérez dirigió las fuerzas rebeldes hasta su muerte a principios de 1998.

Derrame de sangre en el Palacio de Justicia


El grupo insurgente M-19, aunque de corta vida, fue muy significativo. En su día una fuerza de izquierdas dirigida por la clase media que valoraba el nacionalismo y las enseñanzas del héroe independentista Simón Bolívar por encima de las de Lenin, Marx y Mao, el M-19 estableció una presencia militar en todo el país, ganando una admiración política y hasta el apoyo de una amplia parte de la sociedad. Repetidos ataques sobre camiones de reparto cuyos cargamentos eran luego distribuidos entre los pobres, dieron a los insurgentes un aire de Robin Hoods modernos.

Pero en Noviembre de 1985, el grupo insurgente invadió y ocupó el Palacio de Justicia, sede del Tribunal Supremo Colombiano, con la idea de enjuiciar al gobierno civil por su fracaso de remediar las desigualdades sociales. Pero las fuerzas armadas se movilizaron inmediatamente y tomaron el edificio en 48 horas después de una brutal batalla urbana. Al finalizar, los jueces mas altos del país yacían muertos y la mayoría de los dirigentes del M-19 habían muerto o se les había hecho desaparecer. Los supervivientes del grupo se desmovilizaron. La tragedia de El Palacio de Justicia fue un momento clave histórico: no solo produjo titulares en las primeras páginas en todo el mundo, pero también llevó a la guerra sucia desde las afueras hasta la capital.

La Masacre de Unión Patriótica

En 1986, después de dos décadas de lucha, el gobierno de Belisario Betancur negocia un alto el fuego con las FARC. Un poco después las guerrillas crearon un partido político legal, la Unión Patriótica (UP), el cual tuvo algo de éxito en elecciones locales. A la vez, se emprendió una campaña de terror y asesinato contra UP, diezmando el partido hasta principios de los 90.El ámbito político se parecía cada vez más a un campo de minas. Las FARC volvieron a la guerra.

AYUDAS DE EE.UU. - ¿OTRO EL SALVADOR U OTRO VIETNAM?

Helicópteros Huey de la era Vietnam martillean por encima de la base militar de Tres Esquinas, en las profundidades de las junglas de la provincia sureña de Caquetá. Consejeros de las Fuerzas especiales de los EE.UU. merodean por el complejo en imponentes camiones todo terreno Humvee. Los batallones de élite anti-droga del ejército Colombiano entrenados por los consejeros Estadounidenses, desfilan y entrenan incesantemente, preparados para la próxima incursión en el territorio de las guerrillas.

Tres Esquinas es el centro de comandancia para el esfuerzo de guerra de Colombia respaldado por EE.UU., y conocido como "Plan Colombia." Financiado desde Washington con más de $1 billón mayoritariamente en apoyo militar en los años fiscales 2000 y 2001, ostensiblemente tiene como objetivo el crecimiento en espiral de la producción cocaína y heroína.

Pero también es el jardín tradicional de las FARC.

Hasta en teoría, las líneas divisorias entre operaciones anti-droga y de contrainsurgencia se están haciendo virtualmente indistinguibles. Basado en que pueden ya ser inexistentes—creando temor que Washington está siendo aspirada hacia una guerra expedicionaria del estilo de Vietnam.

Públicamente, dirigentes Estadounidenses destacan que solo ayudarán al ejército Colombiano en operaciones anti-droga. Pero tras el escenario parecen estar mirando al modelo de El Salvador en vez de a Vietnam como el plano para lo que es en su sentido más amplio una campaña para suprimir las guerrillas y salvar al país de un despieze parcial.

"El Salvador fue un éxito tremendo en términos de establecer la paz, conseguir la democracia y un mejor modelo económico," dijo Edwin Corr, embajador de EE.UU. en El Salvador desde 1985 a 1988, el punto mas alto de la guerra civil. "En Colombia también tenemos unos objetivos muy definidos. Estos son, conseguir la paz, hacer la constitución más democrática, y sacarles del paron económico. Éstas son las mismas metas que defendí en El Salvador."

El General Fred Woerner, dirigente de la Comandancia del Sur del ejército de EE.UU. durante la guerra en El Salvador, está de acuerdo. "Las tácticas y técnicas fundamentales que empleamos en El Salvador son aplicables en Colombia. Pequeñas unidades, operaciones extensivas día y noche, mantener la presión sobre las guerrillas y imposibilitarles el acceso a zonas seguras, cobertura de zonas fronterizas, protección de la población, y un respeto absoluto de los derechos humanos."

En América Central, enormes ayudas de EE.UU. en formación y material tuvieron poco efecto.

Cynthia Watson, estratega experta y decano asociada en la Universidad de Guerra de Fort McNair en Washington D.C., mantiene el paralelismo con Vietnam. " La situación en Colombia es mucho más compleja que en El Salvador." Argumenta que al igual que sucesivos regímenes en Vietnam, la administración del Presidente Pastrana, se ve cada vez más como no- representativa e incompetente. Los índices de popularidad de Pastrana se han hundido hasta llegar a un 20% y durante generaciones el gobierno en poder ha hecho poco esfuerzo para habilitar programas de gasto social para escuelas, salud y infraestructuras fuera de los principales centros urbanos. Un fallo fundamental en el enfoque de la política de EE.UU. en Colombia, argumenta Watson, es que Washington considera a Colombia como un estado en peligro de descomposición en lugar de un estado en proceso de formación.

"Estamos pidiendo al ejército Colombiano que defienda una patria que no existe en la realidad," dijo Watson. "El gobierno en Bogotá no es un gobierno legítimo en muchas zonas del país."

EL PLAN COLOMBIA Y LOS PARAMILITARES

Desde mediados de Diciembre, los cielos sobre el Valle Guamuez han resonado con el zumbido de helicópteros donados por los EE.UU. y el de aviones fumigadores esparciendo exfoliantes sobre cultivos de coca ilegales. Este asalto aéreo fue precedido de operaciones de tierra paramilitares que echaron a unidades de guerrillas, masacraron a civiles sospechosos de ser simpatizantes y también a dirigentes sociales y de campesinos.

"El Plan Colombia sería prácticamente imposible sin la ayuda de las fuerzas (paramilitares) de auto defensa. Si no tomáramos control de las zonas antes de la llegada del ejército las guerrillas derribarían los aviones." Dijo un comandante paramilitar, que usa el seudónimo "Commando Wilson." Un antiguo soldado, "Commando Wilson" es ahora la cabeza de las operaciones las AUC en Putumayo, pero afirma que solo les interesa financiar su objetivo primario—una campaña de contrinsurgencia contra las FARC.

Hay abundantes pruebas que las AUC ha sido respaldado por el ejército desde su llegada en la zona a principios de 1998. Un comandante paramilitar conocido como "Guillermo" dijo que inicialmente vino a la región como uno de un grupo paramilitar de asesinato de doce hombres. Cuando no estaban llevando a cabo asesinatos selectivos de sospechosos de ser de izquierdas, vivían dentro de la base de la Brigada 24 en Santana. El nuevo comandante de la Brigada 24, el comandante General Jesús Antonio Ladrón de Guevara, concede que alrededor de 30 hombres desertaron de su Batallón 31 Contraguerrilla para unirse a los paramilitares. "Commander Wilson" dijo que la cifra era más cercana a los 100.

Esa unidad del ejército fue llevada de vuelta a Bogotá en Marzo, para "reentrenamiento." Ostensiblemente la vuelta a Bogotá, donde ahora está adjunta a la Brigada 113 de la capital, es para formarla en temas de derechos humanos y refrescar su formación militar.

A la Brigada 24 se le prohíbe en la actualidad recibir cualquier ayuda de los EE.UU. bajo la Enmienda Leahy, la cual previene que unidades involucradas en alegatos de abusos de derechos humanos de recibir ayudas de EE.UU.. Pero sobre papel, por lo menos, la transferencia de una unidad entera, de la Brigada 24 debería mejorar el historial de derechos de la unidad y abrir el camino para que Washington revise su posición.

Mientras tanto, el antiguo comandante de la Brigada 24 el Coronel Gabriel Díaz es el sujeto de una investigación oficial por el despacho del Fiscal Publico de alegaciones de lazos militares con los paramilitares en Putumayo. Pendiente de la resolución, Díaz está estudiando en la primera universidad de guerra del ejército, y esperando una promoción a general.

DROGAS Y GUERILLAS


Cada fin de semana, los campesinos se alinean en mercados secretos a lo largo del Rió Caguan, en un rincón de la sureña provincia de Caquetá, un feudo rebelde desde hace años. El producto que venden es pasta de coca o, cocaína semi-procesada.

Una vez que los camellos compran cientos de kilos del basto polvo, es enviado a las entrañas de la jungla, a enormes laboratorios clandestinos ("cocinas") para su refinamiento. Según oficiales militares y gubernamentales Colombianos y Estadounidenses, estos laboratorios, de madera, y hasta los cultivos de coca son protegidos por las guerrillas.

"Mientras que paguemos nuestros impuestos las guerrillas nos dejan en paz. Ni aparecen por aquí," dijo un capataz de laboratorio, que dio su nombre como Elver Gómez de 42 años. "Este negocio es aun muy arriesgado. Pero mientras halla hambre en este país el comercio no cesara."

Los EE.UU. han apoyado la batalla del lado de suministro de Colombia contra los cultivos ilegales desde principios de 1993. Pero estos esfuerzos no han tenido efecto alguno. La producción de cocaína y heroína ha incrementado drásticamente. La CIA calcula el potencial de producción de cocaína de Colombia del año pasado en 580 toneladas y siete de heroína. La extensión de cultivos de coca se calcula ser de mas de 340,000 acres, a pesar de la intensa erradicación aérea.

Oficiales de Colombia y EE.UU. acusan a las FARC de llenar el vacío dejado después del desmantelamiento del cartel de Medellín y Cali a principios y mediados de los 90. La embajadora de EE.UU. Anne Patterson declaró públicamente en Abril que los rebeldes estaban "metidos hasta las orejas en el tráfico de drogas." El jefe del ejército, el General Jorge Mora, acusó a los rebeldes de controlar el tráfico de drogas desde la semilla hasta la calle. El departamento de Planificación Nacional Colombiano calcula que las FARC ganan mas de $290 millones anualmente del tráfico de drogas. Eso, sin embargo, representaría menos del 2,5% del valor de la calculada producción de coca de 580 toneladas- hasta en precios de mayorista de Miami, donde un kilo cuesta alrededor de $20,000.

El pasado Abril cuando el ejército captura al capo Brasileño Luis Fernando de Costa en las junglas controladas por los rebeldes del este de Colombia, las autoridades insistieron que las FARC estaban comerciando internacionalmente. Según el ejército, Da Costa confesó recibir protección de los rebeldes y de pagar a la fuerza insurgente $10 millones mensuales por droga y en ocasión de cambiar drogas por armas.

Da Costa, alias "Freddy Seashore", se alzó, supuestamente, de controlar el 60% del tráfico de drogas en los poblados marginales de Rió de Janeiro célebres por su violencia, hasta convertirse en un traficante de drogas y armas a gran escala internacional, según la policía Brasileña y Colombiana. Después de fugarse de la cárcel en Brasil donde cumplía pena por delitos de narco-tráfico, escapó a Paraguay y después Colombia.

Las FARC conceden que imponen impuestos en todas las etapas del tráfico de drogas en sus zonas de influencia, pero rechazan la acusación de ser un cartel. "Únicamente cobramos un simple impuesto," dijo el señor de guerra rebelde Fabián Ramírez, el comandante número 2 de la división de combate del Bloque Sureño de las FARC que tiene influencia en las provincias de Caquetá y Putumayo.

Si las FARC son de hecho un cartel o no, la noción de una guerra contra las drogas es mucho más vendible a los votantes y políticos Estadounidenses que una cruzada de la postguerra fría contra guerrillas Comunistas de Sur América.

DIALOGOS DE PAZ

Desde que tomó el cargo en 1998, el Presidente Andrés Pastrana ha apostado su vida política en el proceso de paz. Demostrando gran osadía, ha creado una zona desmilitarizada sacando las fuerzas de seguridad del estado de una extensión de jungla y sabana del tamaño de Suiza. Pero una vez pasada la euforia del éxito de Pastrana en traer a las FARC a la mesa de negociaciones, estaba claro que los diálogos estaban cargados con burocracia de procedimientos y que no conducían a ningún sitio.

El enviado especial de las Naciones Unidas Jan Egeland-un veterano de los esfuerzos por la paz en Oriente Medio, Bosnia, Sudan y Centro América- describió a Colombia como uno de sus retos más difíciles. "Hay más actores participando, más amargura y más dinero sucio alimentando el conflicto," explicó en una entrevista en Junio del 2000. "El proceso de paz aquí será largo, difícil, cuesta arriba y tendrá muchas desilusiones por delante. Pero creo que tendrá éxito."

Un año después, la mayoría de Colombianos no están de acuerdo. Encuestas de opinión demuestran consistentemente que más de tres cuartos de la población piensa que el diálogo está parado y que el gobierno ha otorgado demasiadas concesiones a los rebeldes-como la zona desmilitarizada por poco a cambio.

Egeland cree que las consecuencias serán drásticas para toda la región si el diálogo se derrumba. Oficiales de EE.UU. han avisado periódicamente que la guerra podría desestabilizar a los países vecinos, Venezuela, Panamá, Perú, Ecuador y Brasil.

En las últimas semanas, las esperanzas de progresar han revivido gracias a un intercambio limitado de prisioneros entre las FARC y el gobierno- una propuesta inicialmente sacada a luz en Marzo de 1998. En el trato, los rebeldes han liberado a más de 100 soldados y policías enfermos, de los aproximadamente 500 que han capturado en combate y que han sido retenidos en campamentos en la jungla durante más de tres años. A cambio, el gobierno a liberado a 15 guerrilleros enfermos de prisiones del país. Señores de la guerra de las FARC parecen creer que el acuerdo incrementara su estatus político militar internacionalmente y que les dará un reconocimiento de facto como una legitima facción en guerra que busca derrocar al estado.

Los esfuerzos para negociar con el ELN han sido menos fructíferos que las lentas negociaciones con las FARC. La zona designada como un refugio seguro para los diálogos con la Comandancia Central del ELN ha sido asaltada continuadamente por los paramilitares y el ejército durante los últimos dos años. Eso obligó al ELN a retroceder y en un esfuerzo de compensación de su posición debilitada, ha recurrido a ataques estilo terroristas sobre civiles para demostrar que todavía son fuertes, El gobierno sin embargo, insiste que no se ha rendido en mantener diálogos de paz por separado con el ELN antes del final de la administración de Pastrana en Agosto del 2002.

Periódicamente, la atención se centra en los méritos de negociar diálogos de paz por separado con el creciente AUC. Las FARC y el ELN se oponen fuertemente, basándose en que las AUC son un brazo cubierto de la política de contrainsurgencia del estado. Todo se ha complicado por la reciente jubilación de Carlos Castaño como jefe-comandante militar de las AUC y su subsiguiente ausencia física desde su comunicación en Mayo.

En la práctica, Castaño seguramente aun tiene la última palabra en ambas cuestiones militares y políticas, tras el escenario, dado que la mayoría de los dirigentes le son ferozmente leales y que aun es el comandante supremo de las Fuerzas de Autodefensa de Córdoba y Urabá (ACCU), la mayor unidad dentro del paraguas de organización paramilitar.

Para algunos analistas, el baraje de liderazgo permitirá a Castaño a distanciarse de las culpas por las violaciones de derechos humanos y permitirle planear una ofensiva política dirigida a iniciar un diálogo de paz con la administración de Pastrana o con el próximo presidente, que tomará el cargo en Agosto del 2002.

"El gran obstáculo es que en el pasado Castaño fue el dirigente político y militar y tuvo que responder por las masacres. Con esta decisión las AUC están intentando separar artificialmente estos papeles. Los jefes mayores responderán por las acciones militares, mientras Castaño intenta abrir las puertas políticas," dijo Carlos Lozano, el representante con más antigüedad del Partido Comunista y miembro de la nueva comisión anti –paramilitar, formada como parte de los lentos diálogos de paz con las guerrillas de izquierdas.

Un diplomático occidental insistió que Castaño representaría las demandas de sus pagadores—industrialistas, políticos, terratenientes, ganaderos y traficantes de drogas, quienes como parte de la élite política y económica del país, están ampliamente representados por el estado. El diplomático ha sugerido que el gobierno pueda decidir a traer a Castaño ( o su elegido) a las conversaciones en un esfuerzo de contrarrestar las exigencias radicales de la guerrilla.

"Castaño es una marioneta en los hilos de intereses en conflicto. Castaño puede tener algo de independencia regional, pero no es estratégicamente independiente, ni en términos militares o políticos. Depende de sus respaldos económicos," dijo el diplomático. "El gobierno no puede sentarse a hablar públicamente con Castaño, pero tratos con las FARC pueden ser pasados a las AUC para su aprobación. Éso sería un escenario con dos cuartos y dos mesas."

En el caso de diálogos de paz. Castaño seguramente intentaría negociar una amnistía y quizás algún trato limitado de cesión de tierras para sus hombres, los cuales incluirían no solo un creciente número de antiguos soldados pero también a campesinos y desertores delas guerrillas.

Negociando para la paz, Planeando la Guerra

Por debajo del proceso de paz entero de dos años con las FARC hay una continua preparación para la guerra por ambas partes, los rebeldes y las fuerzas de seguridad del estado.

Las FARC saben que el gobierno no cederá a todas sus demandas. Para ellos el proceso de paz es un escaparate para su plataforma política y un muestrario diplomático. Jefes rebeldes prometen que no se comprometerán; insisten que quieren dirigir el gobierno y no se contentaran con puestos en el ejecutivo o en el congreso.

Igualmente importante es la zona desmilitarizada de 16.000 millas cuadradas, es una vital retaguardia en términos militares donde los rebeldes han podido reclutar, entrenar y resuministrarse. También han usado la zona como lanzadera de ataques en todo el país.

Todo eso se suma a lo que las FARC denominan su "primera gran ofensiva," un ataque bi-direccional sobre Bogotá desde el este y el sur en un intento de derrocar al gobierno y vapulear al ejército. "Sabemos cuántos hombres necesitaríamos y cuántos millones de dólares costaría llevarlo a cabo," dijo el comandante rebelde Buendía en una inusual entrevista hace alrededor de un año. Buendía dirige la columna móvil Che Guevara y es un comandante con antigüedad de la temida división de combate del Bloque Este.

No se ha fijado una fecha límite para un ataque total a Bogotá. El General Woerner describió el plan como "Disneylandia Sur," y señaló el fracaso de las guerrillas del FMLN de tomar San Salvador en su "Ofensiva Final". Pero negociadores expertos señalan que la percepción que cada lado tiene de su potencia militar-más bien que la realidad- es el factor clave en dictaminar cuánto cederán los rivales en negociaciones políticas.

De la mano del crecimiento militar, comandantes de las FARC han estado trabajando en secreto para crear una base política entre los sindicatos, organizaciones sociales populares, grupos estudiantiles, comités de vecinos en zonas urbanas y rurales. La organización, conocida como Movimiento Bolivariano para una Nueva Colombia el nombre tomado del héroe independista Sur Americano Simón Bolívar, funciona en la clandestinidad para evitar el asesinato de sus miembros a manos de las fuerzas de seguridad del estado y grupos paramilitares como ocurrió con Unión Patriótica (UP.)

"El Movimiento Bolivariano no es una fuerza electoral. Su objetivo es crear un movimiento de insurrección porque las FARC no pueden tomar el control por fuerza militar solamente. Nuestros esfuerzos no tendrán éxito si esto acaba siendo únicamente dos ejércitos, las FARC y las fuerzas de seguridad del gobierno, luchando una contra la otra" dijo Carlos Antonio Lozada, antiguo comandante de las milicias urbanas en Bogotá de las FARC y ahora un miembro del equipo negociador rebelde.

Las FARC dicen que, a diferencia del grupo insurgente M19, nunca dejarán las armas.

Pero las FARC no son los únicos que miran más hacia el campo de batalla que a la mesa de negociaciones. Además de inscribir mayores números de soldados profesionales, voluntarios en vez de reclutas verdes y de comprar helicópteros y más material, el ejército está terminando, por lo menos, cinco grandes cuarteles en los caminos estratégicos hacia Bogotá.

Estos puestos provistos de unidades de fuerza similar a un batallón, serán finalmente usados como "puntos de atraque" para lanzar misiones de búsqueda y destrucción de posiciones fuertes de los rebeldes. La más significativa de estas bases esta en Sumapaz, una region que recorre la espina oriental de la cordillera Andina, a través de cinco provincias y hasta los barrios pobres del sur de la capital. Hace mucho que esta zona se usa como una ruta logística para los rebeldes y una importante avenida para sacar a los secuestrados de Bogotá.

Hace mucho que el comandante supremo de las FARC, Manuel Marulanda, predijo que las batallas más decisivas serían en las duras montañas y altas planicies de Sumapaz que alcanzan los 12,000 pies de altura.

Si Bogotá cae, el país caerá. Al construir esta base en Sumapaz estamos echando atrás los planes de las FARC ocho o diez años" dijo el Coronel Enrique Cotes. Comandante de las fuerzas del ejército en Sumapaz en una entrevista en Febrero.

Pocos Colombianos comunes creen en una perspectiva de paz real a corto plazo. La mayoría piensa que la guerra se escalará hasta que los combatientes decidan que deben buscar una solución política genuina al conflicto.

Pero aún si, en contra de toda probabilidad, los rifles de paramilitares y rebeldes se silencian en un momento cercano, uno de los empobrecidos habitantes de la ciudad Nelson Mandela, el poblado marginal de Cartagena, avisó que el conflicto no terminaría.

"Los diálogos de paz no significan nada" dijo Lázaro Pérez. " Únicamente cuando el gobierno empiece a ayudar a los pobres, terminara la guerra."