Los
niños que corretean por "Hope Street" (la
calle esperanza) tienen los estómagos hinchados por
la malnutrición y están cubiertos de heridas.
Es lo mismo en "Victory Street" (la calle Victoria)
y todas las pistas de tierra que cruzan el creciente poblado
conocido como la ciudad Nelson Mandela, en las afueras de
la legendaria Cartagena de Indias. El centro de Cartagena,
una ciudad amurallada de la época colonial Española,
es la joya de la corona del turismo Colombiano. Pero ninguno
de los Europeos o Norte Americanos que todavía vienen
a las playas bañadas de sol de la región, o
los pocos que alimentan el creciente negocio de prostitución
de menores, jamás entran a esta zona de chabolas.
Casi todos los 50.000 habitantes de la ciudad Nelson Mandela,
han sido obligados a huir de sus casas en perdidas zonas rurales,
por el miedo de ser atrapados en un fuego cruzado en la creciente
guerra sucia de Colombia. A nadie aquí le importa demasiado
la política del conflicto. Algunos han sido desalojados
de sus hogares por grupos paramilitares de derechas y otros
han sido desalojados a punta de pistola por uno de los dos
principales grupos de guerrillas Marxistas.
"Cuando llegan los pistoleros uno se siente indefenso
y no puede hacer más que enterrar a sus muertos"
dijo el campesino José Vicente Ortiz, quien ha sido
desplazado dos veces. Al igual que sus vecinos, ahora vive
en una chabola hecha de cartón, plástico negro,
y un techo de latón.
Las clases medias y altas urbanas también son presa
del conflicto civil de 37 años de duración,
el cual ha complicado las bandas de narcos y criminales profesionales.
El año pasado 282.000 Colombianos dejaron el país
y no volvieronhuyendo de estancamiento económico,
desempleo rampante, y la intensificada campaña de secuestros
y extorsión de las guerrillas.
"Esto es como una pequeña Chechnya, una guerra
de locos, de dementes, y de psicópatas," afirmó
un policía.
LAS RAICES DEL CONFLICTO
Colombia con una población de 40 millones lleva sumida
en guerra casi 50 años, haciendo que las raíces
precisas de la la violencia son a veces difíciles de
entender, hasta para aquellos que se juegan la vida.
Los síntomas son más fáciles de identificar.
De acuerdo con las estimaciones del gobierno, el 55% de la
población vive por debajo de los límites de
la pobreza, que se define como unos ingresos por hogar de
menos de $280 mensuales. El desempleo ha llegado a niveles
record, con cálculos oficiales merodeando el 20%, el
más alto del hemisferio. Hasta en tiempos de abundancia,
la corrupción descontrolada, la centralización
del estado ha privado a las comunidades más remotas
de escuelas, instalaciones sanitarias y otras necesidades
básicas. Pistas de tierra bacheadas son con frecuencia
las únicas líneas vitales al mundo exterior.
Con la justicia social como su grito de batalla fundamental,
las fracciones rebeldes de izquierdas de Colombia tomaron
las armas contra el Estado a mediados de los 60. Las dos fuerzas
guerrilleras marxistas principales son las FARC (Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia) con alrededor de 17.000 combatientes
y el ELN (Ejecito de Liberación Nacional) con alrededor
de 5.000. Ambos grupos financian su esfuerzo bélico
con secuestros y con extorsión, las FARC reciben la
mayoría de su financiación por medio de impuestos
al tráfico de drogas. Militarmente más débil,
el ELN, se especializa en sabotaje económico, como
hacer estallar pozos petrolíferos y oleoductos. El
grupo históricamente más duro del ELN, el frente
Domingo Lían colocó bombas, más de 100
veces, en el mayor oleoducto de exportación, causando
la subsecuente caída en exportaciones de petróleo,
el mayor generador de ingresos del país. Analistas
económicos ya están prediciendo que Colombia
no alcanzará su meta de crecimiento del 3,8 en el 2001,
dictado como parte de las condiciones del préstamo
del Fondo Monetario Internacional.
Las demandas de ambos grupos se centran en una reforma agraria,
una redistribución radical de la riqueza, y un final
a la política de mercados libres, incluyendo una mayor
intervención del gobierno en industrias clave. Las
FARC se han ganado una reputación de ser más
radicales, gracias al gran numero de campesinos en sus filas
y su jerárquica estructura político-militar.
Concentrados en zonas rurales, se estima que los insurgentes
controlan hasta un 50% del país- la mayoría
del cual está en manos de las FARC.
La alianza nacional de las fuerzas de derechas paramilitares
conocida como Las Fuerzas de Autodefensa Unidas de Colombia
(AUC), actualmente tiene unos 8.100 pistoleros mayoritariamente
de clases obreras. Están financiados en su mayoría
por terratenientes ricos, industrialistas, políticos,
las clases medias altas urbanas, y traficantes de drogas.
Según cifras del gobierno:
- En
la ultima década, han fallecido 35.000 civiles a
causa de la guerra, muchos de ellos masacrados por pistoleros
de la derecha y la izquierda.
- Solamente
durante los últimos cinco años, mas de 1,1
millones de personas han
sido desplazadas por la violencia, la mayoría de
estos por bandas paramilitares de derechas.
- En
el año 2000, mas de 3.700 personas fueron abducidas-confirmando
el estatus de la nación como la capital mundial de
secuestros. La mayoría de las abducciones son atribuidas
a las guerrillas, las cuales llenan sus cofres con unos
$150 millones en pagos de rescates.
No
hay un consenso general de los costes de la guerra en términos
económicos. Planificadores del gobierno han calculado
que el coste es equivalente, más o menos, a un cuatro
por ciento del producto interior bruto (PIB) de esta nación
Andina, la cual es la quinta economía en Latino América
con un PIB anual de alrededor de $80 billones.
La Violencia
Los historiadores siguen el rastro de la violencia de hoy
día a un periodo que cubre los finales de los 40 y
50 conocida simplemente como La Violencia - una guerra civil
entre los afiliados de los partidos Liberales y Conservadores
tradicionales que han alternado en el poder en Colombia durante
los últimos 150 años.
La lucha se inicia por el asesinato de Jorge Eliécer
Gaitan el 9 de Abril de 1948. El asesinato por el que fueron
culpadas fracciones Liberales rivales, los conservadores,
un único pistolero y hasta la CIA, provocó revueltas
en Bogotá, pero el enfoque de la lucha se extendió
rápidamente al campo.
El Partido Conservador activó a sus poderosos aliados
dentro del ejército, la policía, y la Iglesia
Católica; los Liberales rápidamente organizaron
grupos de guerrillas compuestos en su mayoría por campesinos
y obreros. Mientras que dirigentes de ambos partidos se atrincheraron
en la seguridad de las ciudades sus pobres seguidores hacían
batalla en el campo, contra un telón de fondo de masacres,
violaciones y asesinatos.
En 1957, una serie de amnistías para las guerrillas
y el advenimiento de un trato para compartir el poder, conocido
como el Frente Nacional, entre dirigentes Liberales y Conservadores,
puso un final provisional al derrame de sangre. El arreglo,
que duró 16 años, trajo estabilidad política,
y un crecimiento económico moderado, pero dejó
la dirección del país a una élite política
y económica que tenían poco interés en
compartir en las decisiones-mucho menos la riqueza-con las
clases inferiores.
Las guerrillas se consolidan
Desde su establecimiento en 1964, las FARC han estado bajo
la dirección de su fundador, Manuel "Tirofijo"
Marulando, un antiguo guerrillero Liberal, cuyo modelo político
y social era la Unión Soviética. Tirofijo y
sus 48 fundadores campesinos originales se movilizaron inicialmente
durante el ápice de la ofensiva apodada "Operación
Lasso" respaldada por los EE.UU. , y diseñada
para erradicar lo que el gobierno denominaba "republicas
independientes," o regiones leales al Partido Comunista.
Ese mismo año, Fabio Vásquez Castaño,
el educado hijo de una familia Liberal, cuyo padre había
sido asesinado a manos de vigilantes Conservadores, forma
el ELN en la zona rica en petróleo del nordeste de
Colombia. Muchos de los campesinos que se unieron a las filas
del ELN habían sido desplazados por empresas petrolíferas
nacionales y internacionales que habían llegado a la
zona. Otros afiliados iniciales fueron trabajadores petrolíferos
sindicados de Barrancabermeja. A diferencia de las FARC, El
ELN se inspiró en la Revolución Cubana en vez
de adherirse a la estricta línea Soviética del
Partido Comunista de Colombia.
El ELN rápidamente atrajo el apoyo de ardientes curas
Católicos Romanos, que introdujeron grupos populares
y de estudiantes, sindicatos y algunos intelectuales urbanos,
ayudando al ELN a extender su influencia mucho más
allá de su alcance militar. Un ex-cura Español
conocido como Manuel Pérez dirigió las fuerzas
rebeldes hasta su muerte a principios de 1998.
Derrame de sangre en el Palacio de Justicia
El grupo insurgente M-19, aunque de corta vida, fue muy significativo.
En su día una fuerza de izquierdas dirigida por la
clase media que valoraba el nacionalismo y las enseñanzas
del héroe independentista Simón Bolívar
por encima de las de Lenin, Marx y Mao, el M-19 estableció
una presencia militar en todo el país, ganando una
admiración política y hasta el apoyo de una
amplia parte de la sociedad. Repetidos ataques sobre camiones
de reparto cuyos cargamentos eran luego distribuidos entre
los pobres, dieron a los insurgentes un aire de Robin Hoods
modernos.
Pero en Noviembre de 1985, el grupo insurgente invadió
y ocupó el Palacio de Justicia, sede del Tribunal Supremo
Colombiano, con la idea de enjuiciar al gobierno civil por
su fracaso de remediar las desigualdades sociales. Pero las
fuerzas armadas se movilizaron inmediatamente y tomaron el
edificio en 48 horas después de una brutal batalla
urbana. Al finalizar, los jueces mas altos del país
yacían muertos y la mayoría de los dirigentes
del M-19 habían muerto o se les había hecho
desaparecer. Los supervivientes del grupo se desmovilizaron.
La tragedia de El Palacio de Justicia fue un momento clave
histórico: no solo produjo titulares en las primeras
páginas en todo el mundo, pero también llevó
a la guerra sucia desde las afueras hasta la capital.
La Masacre de Unión Patriótica
En 1986, después de dos décadas de lucha, el
gobierno de Belisario Betancur negocia un alto el fuego con
las FARC. Un poco después las guerrillas crearon un
partido político legal, la Unión Patriótica
(UP), el cual tuvo algo de éxito en elecciones locales.
A la vez, se emprendió una campaña de terror
y asesinato contra UP, diezmando el partido hasta principios
de los 90.El ámbito político se parecía
cada vez más a un campo de minas. Las FARC volvieron
a la guerra.
AYUDAS DE EE.UU. - ¿OTRO
EL SALVADOR U OTRO VIETNAM?
Helicópteros Huey de la era Vietnam martillean por
encima de la base militar de Tres Esquinas, en las profundidades
de las junglas de la provincia sureña de Caquetá.
Consejeros de las Fuerzas especiales de los EE.UU. merodean
por el complejo en imponentes camiones todo terreno Humvee.
Los batallones de élite anti-droga del ejército
Colombiano entrenados por los consejeros Estadounidenses,
desfilan y entrenan incesantemente, preparados para la próxima
incursión en el territorio de las guerrillas.
Tres Esquinas es el centro de comandancia para el esfuerzo
de guerra de Colombia respaldado por EE.UU., y conocido como
"Plan Colombia." Financiado desde Washington con
más de $1 billón mayoritariamente en apoyo militar
en los años fiscales 2000 y 2001, ostensiblemente tiene
como objetivo el crecimiento en espiral de la producción
cocaína y heroína.
Pero también es el jardín tradicional de las
FARC.
Hasta en teoría, las líneas divisorias entre
operaciones anti-droga y de contrainsurgencia se están
haciendo virtualmente indistinguibles. Basado en que pueden
ya ser inexistentescreando temor que Washington está
siendo aspirada hacia una guerra expedicionaria del estilo
de Vietnam.
Públicamente, dirigentes Estadounidenses destacan que
solo ayudarán al ejército Colombiano en operaciones
anti-droga. Pero tras el escenario parecen estar mirando al
modelo de El Salvador en vez de a Vietnam como el plano para
lo que es en su sentido más amplio una campaña
para suprimir las guerrillas y salvar al país de un
despieze parcial.
"El Salvador fue un éxito tremendo en términos
de establecer la paz, conseguir la democracia y un mejor modelo
económico," dijo Edwin Corr, embajador de EE.UU.
en El Salvador desde 1985 a 1988, el punto mas alto de la
guerra civil. "En Colombia también tenemos unos
objetivos muy definidos. Estos son, conseguir la paz, hacer
la constitución más democrática, y sacarles
del paron económico. Éstas son las mismas metas
que defendí en El Salvador."
El General Fred Woerner, dirigente de la Comandancia del Sur
del ejército de EE.UU. durante la guerra en El Salvador,
está de acuerdo. "Las tácticas y técnicas
fundamentales que empleamos en El Salvador son aplicables
en Colombia. Pequeñas unidades, operaciones extensivas
día y noche, mantener la presión sobre las guerrillas
y imposibilitarles el acceso a zonas seguras, cobertura de
zonas fronterizas, protección de la población,
y un respeto absoluto de los derechos humanos."
En América Central, enormes ayudas de EE.UU. en formación
y material tuvieron poco efecto.
Cynthia Watson, estratega experta y decano asociada en la
Universidad de Guerra de Fort McNair en Washington D.C., mantiene
el paralelismo con Vietnam. " La situación en
Colombia es mucho más compleja que en El Salvador."
Argumenta que al igual que sucesivos regímenes en Vietnam,
la administración del Presidente Pastrana, se ve cada
vez más como no- representativa e incompetente. Los
índices de popularidad de Pastrana se han hundido hasta
llegar a un 20% y durante generaciones el gobierno en poder
ha hecho poco esfuerzo para habilitar programas de gasto social
para escuelas, salud y infraestructuras fuera de los principales
centros urbanos. Un fallo fundamental en el enfoque de la
política de EE.UU. en Colombia, argumenta Watson, es
que Washington considera a Colombia como un estado en peligro
de descomposición en lugar de un estado en proceso
de formación.
"Estamos pidiendo al ejército Colombiano que defienda
una patria que no existe en la realidad," dijo Watson.
"El gobierno en Bogotá no es un gobierno legítimo
en muchas zonas del país."
EL PLAN COLOMBIA Y LOS PARAMILITARES
Desde mediados de Diciembre, los cielos sobre el Valle Guamuez
han resonado con el zumbido de helicópteros donados
por los EE.UU. y el de aviones fumigadores esparciendo exfoliantes
sobre cultivos de coca ilegales. Este asalto aéreo
fue precedido de operaciones de tierra paramilitares que echaron
a unidades de guerrillas, masacraron a civiles sospechosos
de ser simpatizantes y también a dirigentes sociales
y de campesinos.
"El Plan Colombia sería prácticamente imposible
sin la ayuda de las fuerzas (paramilitares) de auto defensa.
Si no tomáramos control de las zonas antes de la llegada
del ejército las guerrillas derribarían los
aviones." Dijo un comandante paramilitar, que usa el
seudónimo "Commando Wilson." Un antiguo soldado,
"Commando Wilson" es ahora la cabeza de las operaciones
las AUC en Putumayo, pero afirma que solo les interesa financiar
su objetivo primariouna campaña de contrinsurgencia
contra las FARC.
Hay abundantes pruebas que las AUC ha sido respaldado por
el ejército desde su llegada en la zona a principios
de 1998. Un comandante paramilitar conocido como "Guillermo"
dijo que inicialmente vino a la región como uno de
un grupo paramilitar de asesinato de doce hombres. Cuando
no estaban llevando a cabo asesinatos selectivos de sospechosos
de ser de izquierdas, vivían dentro de la base de la
Brigada 24 en Santana. El nuevo comandante de la Brigada 24,
el comandante General Jesús Antonio Ladrón de
Guevara, concede que alrededor de 30 hombres desertaron de
su Batallón 31 Contraguerrilla para unirse a los paramilitares.
"Commander Wilson" dijo que la cifra era más
cercana a los 100.
Esa unidad del ejército fue llevada de vuelta a Bogotá
en Marzo, para "reentrenamiento." Ostensiblemente
la vuelta a Bogotá, donde ahora está adjunta
a la Brigada 113 de la capital, es para formarla en temas
de derechos humanos y refrescar su formación militar.
A la Brigada 24 se le prohíbe en la actualidad recibir
cualquier ayuda de los EE.UU. bajo la Enmienda Leahy, la cual
previene que unidades involucradas en alegatos de abusos de
derechos humanos de recibir ayudas de EE.UU.. Pero sobre papel,
por lo menos, la transferencia de una unidad entera, de la
Brigada 24 debería mejorar el historial de derechos
de la unidad y abrir el camino para que Washington revise
su posición.
Mientras tanto, el antiguo comandante de la Brigada 24 el
Coronel Gabriel Díaz es el sujeto de una investigación
oficial por el despacho del Fiscal Publico de alegaciones
de lazos militares con los paramilitares en Putumayo. Pendiente
de la resolución, Díaz está estudiando
en la primera universidad de guerra del ejército, y
esperando una promoción a general.
DROGAS Y GUERILLAS
Cada fin de semana, los campesinos se alinean en mercados
secretos a lo largo del Rió Caguan, en un rincón
de la sureña provincia de Caquetá, un feudo
rebelde desde hace años. El producto que venden es
pasta de coca o, cocaína semi-procesada.
Una vez que los camellos compran cientos de kilos del basto
polvo, es enviado a las entrañas de la jungla, a enormes
laboratorios clandestinos ("cocinas") para su refinamiento.
Según oficiales militares y gubernamentales Colombianos
y Estadounidenses, estos laboratorios, de madera, y hasta
los cultivos de coca son protegidos por las guerrillas.
"Mientras que paguemos nuestros impuestos las guerrillas
nos dejan en paz. Ni aparecen por aquí," dijo
un capataz de laboratorio, que dio su nombre como Elver Gómez
de 42 años. "Este negocio es aun muy arriesgado.
Pero mientras halla hambre en este país el comercio
no cesara."
Los EE.UU. han apoyado la batalla del lado de suministro de
Colombia contra los cultivos ilegales desde principios de
1993. Pero estos esfuerzos no han tenido efecto alguno. La
producción de cocaína y heroína ha incrementado
drásticamente. La CIA calcula el potencial de producción
de cocaína de Colombia del año pasado en 580
toneladas y siete de heroína. La extensión de
cultivos de coca se calcula ser de mas de 340,000 acres, a
pesar de la intensa erradicación aérea.
Oficiales de Colombia y EE.UU. acusan a las FARC de llenar
el vacío dejado después del desmantelamiento
del cartel de Medellín y Cali a principios y mediados
de los 90. La embajadora de EE.UU. Anne Patterson declaró
públicamente en Abril que los rebeldes estaban "metidos
hasta las orejas en el tráfico de drogas." El
jefe del ejército, el General Jorge Mora, acusó
a los rebeldes de controlar el tráfico de drogas desde
la semilla hasta la calle. El departamento de Planificación
Nacional Colombiano calcula que las FARC ganan mas de $290
millones anualmente del tráfico de drogas. Eso, sin
embargo, representaría menos del 2,5% del valor de
la calculada producción de coca de 580 toneladas- hasta
en precios de mayorista de Miami, donde un kilo cuesta alrededor
de $20,000.
El pasado Abril cuando el ejército captura al capo
Brasileño Luis Fernando de Costa en las junglas controladas
por los rebeldes del este de Colombia, las autoridades insistieron
que las FARC estaban comerciando internacionalmente. Según
el ejército, Da Costa confesó recibir protección
de los rebeldes y de pagar a la fuerza insurgente $10 millones
mensuales por droga y en ocasión de cambiar drogas
por armas.
Da Costa, alias "Freddy Seashore", se alzó,
supuestamente, de controlar el 60% del tráfico de drogas
en los poblados marginales de Rió de Janeiro célebres
por su violencia, hasta convertirse en un traficante de drogas
y armas a gran escala internacional, según la policía
Brasileña y Colombiana. Después de fugarse de
la cárcel en Brasil donde cumplía pena por delitos
de narco-tráfico, escapó a Paraguay y después
Colombia.
Las FARC conceden que imponen impuestos en todas las etapas
del tráfico de drogas en sus zonas de influencia, pero
rechazan la acusación de ser un cartel. "Únicamente
cobramos un simple impuesto," dijo el señor de
guerra rebelde Fabián Ramírez, el comandante
número 2 de la división de combate del Bloque
Sureño de las FARC que tiene influencia en las provincias
de Caquetá y Putumayo.
Si las FARC son de hecho un cartel o no, la noción
de una guerra contra las drogas es mucho más vendible
a los votantes y políticos Estadounidenses que una
cruzada de la postguerra fría contra guerrillas Comunistas
de Sur América.
DIALOGOS DE PAZ
Desde que tomó el cargo en 1998, el Presidente Andrés
Pastrana ha apostado su vida política en el proceso
de paz. Demostrando gran osadía, ha creado una zona
desmilitarizada sacando las fuerzas de seguridad del estado
de una extensión de jungla y sabana del tamaño
de Suiza. Pero una vez pasada la euforia del éxito
de Pastrana en traer a las FARC a la mesa de negociaciones,
estaba claro que los diálogos estaban cargados con
burocracia de procedimientos y que no conducían a ningún
sitio.
El enviado especial de las Naciones Unidas Jan Egeland-un
veterano de los esfuerzos por la paz en Oriente Medio, Bosnia,
Sudan y Centro América- describió a Colombia
como uno de sus retos más difíciles. "Hay
más actores participando, más amargura y más
dinero sucio alimentando el conflicto," explicó
en una entrevista en Junio del 2000. "El proceso de paz
aquí será largo, difícil, cuesta arriba
y tendrá muchas desilusiones por delante. Pero creo
que tendrá éxito."
Un año después, la mayoría de Colombianos
no están de acuerdo. Encuestas de opinión demuestran
consistentemente que más de tres cuartos de la población
piensa que el diálogo está parado y que el gobierno
ha otorgado demasiadas concesiones a los rebeldes-como la
zona desmilitarizada por poco a cambio.
Egeland cree que las consecuencias serán drásticas
para toda la región si el diálogo se derrumba.
Oficiales de EE.UU. han avisado periódicamente que
la guerra podría desestabilizar a los países
vecinos, Venezuela, Panamá, Perú, Ecuador y
Brasil.
En las últimas semanas, las esperanzas de progresar
han revivido gracias a un intercambio limitado de prisioneros
entre las FARC y el gobierno- una propuesta inicialmente sacada
a luz en Marzo de 1998. En el trato, los rebeldes han liberado
a más de 100 soldados y policías enfermos, de
los aproximadamente 500 que han capturado en combate y que
han sido retenidos en campamentos en la jungla durante más
de tres años. A cambio, el gobierno a liberado a 15
guerrilleros enfermos de prisiones del país. Señores
de la guerra de las FARC parecen creer que el acuerdo incrementara
su estatus político militar internacionalmente y que
les dará un reconocimiento de facto como una legitima
facción en guerra que busca derrocar al estado.
Los esfuerzos para negociar con el ELN han sido menos fructíferos
que las lentas negociaciones con las FARC. La zona designada
como un refugio seguro para los diálogos con la Comandancia
Central del ELN ha sido asaltada continuadamente por los paramilitares
y el ejército durante los últimos dos años.
Eso obligó al ELN a retroceder y en un esfuerzo de
compensación de su posición debilitada, ha recurrido
a ataques estilo terroristas sobre civiles para demostrar
que todavía son fuertes, El gobierno sin embargo, insiste
que no se ha rendido en mantener diálogos de paz por
separado con el ELN antes del final de la administración
de Pastrana en Agosto del 2002.
Periódicamente, la atención se centra en los
méritos de negociar diálogos de paz por separado
con el creciente AUC. Las FARC y el ELN se oponen fuertemente,
basándose en que las AUC son un brazo cubierto de la
política de contrainsurgencia del estado. Todo se ha
complicado por la reciente jubilación de Carlos Castaño
como jefe-comandante militar de las AUC y su subsiguiente
ausencia física desde su comunicación en Mayo.
En la práctica, Castaño seguramente aun tiene
la última palabra en ambas cuestiones militares y políticas,
tras el escenario, dado que la mayoría de los dirigentes
le son ferozmente leales y que aun es el comandante supremo
de las Fuerzas de Autodefensa de Córdoba y Urabá
(ACCU), la mayor unidad dentro del paraguas de organización
paramilitar.
Para algunos analistas, el baraje de liderazgo permitirá
a Castaño a distanciarse de las culpas por las violaciones
de derechos humanos y permitirle planear una ofensiva política
dirigida a iniciar un diálogo de paz con la administración
de Pastrana o con el próximo presidente, que tomará
el cargo en Agosto del 2002.
"El gran obstáculo es que en el pasado Castaño
fue el dirigente político y militar y tuvo que responder
por las masacres. Con esta decisión las AUC están
intentando separar artificialmente estos papeles. Los jefes
mayores responderán por las acciones militares, mientras
Castaño intenta abrir las puertas políticas,"
dijo Carlos Lozano, el representante con más antigüedad
del Partido Comunista y miembro de la nueva comisión
anti paramilitar, formada como parte de los lentos diálogos
de paz con las guerrillas de izquierdas.
Un diplomático occidental insistió que Castaño
representaría las demandas de sus pagadoresindustrialistas,
políticos, terratenientes, ganaderos y traficantes
de drogas, quienes como parte de la élite política
y económica del país, están ampliamente
representados por el estado. El diplomático ha sugerido
que el gobierno pueda decidir a traer a Castaño ( o
su elegido) a las conversaciones en un esfuerzo de contrarrestar
las exigencias radicales de la guerrilla.
"Castaño es una marioneta en los hilos de intereses
en conflicto. Castaño puede tener algo de independencia
regional, pero no es estratégicamente independiente,
ni en términos militares o políticos. Depende
de sus respaldos económicos," dijo el diplomático.
"El gobierno no puede sentarse a hablar públicamente
con Castaño, pero tratos con las FARC pueden ser pasados
a las AUC para su aprobación. Éso sería
un escenario con dos cuartos y dos mesas."
En el caso de diálogos de paz. Castaño seguramente
intentaría negociar una amnistía y quizás
algún trato limitado de cesión de tierras para
sus hombres, los cuales incluirían no solo un creciente
número de antiguos soldados pero también a campesinos
y desertores delas guerrillas.
Negociando para la paz, Planeando la Guerra
Por debajo del proceso de paz entero de dos años con
las FARC hay una continua preparación para la guerra
por ambas partes, los rebeldes y las fuerzas de seguridad
del estado.
Las FARC saben que el gobierno no cederá a todas sus
demandas. Para ellos el proceso de paz es un escaparate para
su plataforma política y un muestrario diplomático.
Jefes rebeldes prometen que no se comprometerán; insisten
que quieren dirigir el gobierno y no se contentaran con puestos
en el ejecutivo o en el congreso.
Igualmente importante es la zona desmilitarizada de 16.000
millas cuadradas, es una vital retaguardia en términos
militares donde los rebeldes han podido reclutar, entrenar
y resuministrarse. También han usado la zona como lanzadera
de ataques en todo el país.
Todo eso se suma a lo que las FARC denominan su "primera
gran ofensiva," un ataque bi-direccional sobre Bogotá
desde el este y el sur en un intento de derrocar al gobierno
y vapulear al ejército. "Sabemos cuántos
hombres necesitaríamos y cuántos millones de
dólares costaría llevarlo a cabo," dijo
el comandante rebelde Buendía en una inusual entrevista
hace alrededor de un año. Buendía dirige la
columna móvil Che Guevara y es un comandante con antigüedad
de la temida división de combate del Bloque Este.
No se ha fijado una fecha límite para un ataque total
a Bogotá. El General Woerner describió el plan
como "Disneylandia Sur," y señaló
el fracaso de las guerrillas del FMLN de tomar San Salvador
en su "Ofensiva Final". Pero negociadores expertos
señalan que la percepción que cada lado tiene
de su potencia militar-más bien que la realidad- es
el factor clave en dictaminar cuánto cederán
los rivales en negociaciones políticas.
De la mano del crecimiento militar, comandantes de las FARC
han estado trabajando en secreto para crear una base política
entre los sindicatos, organizaciones sociales populares, grupos
estudiantiles, comités de vecinos en zonas urbanas
y rurales. La organización, conocida como Movimiento
Bolivariano para una Nueva Colombia el nombre tomado del héroe
independista Sur Americano Simón Bolívar, funciona
en la clandestinidad para evitar el asesinato de sus miembros
a manos de las fuerzas de seguridad del estado y grupos paramilitares
como ocurrió con Unión Patriótica (UP.)
"El Movimiento Bolivariano no es una fuerza electoral.
Su objetivo es crear un movimiento de insurrección
porque las FARC no pueden tomar el control por fuerza militar
solamente. Nuestros esfuerzos no tendrán éxito
si esto acaba siendo únicamente dos ejércitos,
las FARC y las fuerzas de seguridad del gobierno, luchando
una contra la otra" dijo Carlos Antonio Lozada, antiguo
comandante de las milicias urbanas en Bogotá de las
FARC y ahora un miembro del equipo negociador rebelde.
Las FARC dicen que, a diferencia del grupo insurgente M19,
nunca dejarán las armas.
Pero las FARC no son los únicos que miran más
hacia el campo de batalla que a la mesa de negociaciones.
Además de inscribir mayores números de soldados
profesionales, voluntarios en vez de reclutas verdes y de
comprar helicópteros y más material, el ejército
está terminando, por lo menos, cinco grandes cuarteles
en los caminos estratégicos hacia Bogotá.
Estos puestos provistos de unidades de fuerza similar a un
batallón, serán finalmente usados como "puntos
de atraque" para lanzar misiones de búsqueda y
destrucción de posiciones fuertes de los rebeldes.
La más significativa de estas bases esta en Sumapaz,
una region que recorre la espina oriental de la cordillera
Andina, a través de cinco provincias y hasta los barrios
pobres del sur de la capital. Hace mucho que esta zona se
usa como una ruta logística para los rebeldes y una
importante avenida para sacar a los secuestrados de Bogotá.
Hace mucho que el comandante supremo de las FARC, Manuel Marulanda,
predijo que las batallas más decisivas serían
en las duras montañas y altas planicies de Sumapaz
que alcanzan los 12,000 pies de altura.
Si Bogotá cae, el país caerá. Al construir
esta base en Sumapaz estamos echando atrás los planes
de las FARC ocho o diez años" dijo el Coronel
Enrique Cotes. Comandante de las fuerzas del ejército
en Sumapaz en una entrevista en Febrero.
Pocos Colombianos comunes creen en una perspectiva de paz
real a corto plazo. La mayoría piensa que la guerra
se escalará hasta que los combatientes decidan que
deben buscar una solución política genuina al
conflicto.
Pero aún si, en contra de toda probabilidad, los rifles
de paramilitares y rebeldes se silencian en un momento cercano,
uno de los empobrecidos habitantes de la ciudad Nelson Mandela,
el poblado marginal de Cartagena, avisó que el conflicto
no terminaría.
"Los diálogos de paz no significan nada"
dijo Lázaro Pérez. " Únicamente
cuando el gobierno empiece a ayudar a los pobres, terminara
la guerra."
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