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Los niños que corretean por "Hope Street" (la calle esperanza) tienen los estómagos hinchados por la malnutrición y están cubiertos de heridas. Es lo mismo en "Victory Street" (la calle Victoria) y todas las pistas de tierra que cruzan el creciente poblado conocido como la ciudad Nelson Mandela, en las afueras de la legendaria Cartagena de Indias. El centro de Cartagena, una ciudad amurallada de la época colonial Española, es la joya de la corona del turismo Colombiano. Pero ninguno de los Europeos o Norte Americanos que todavía vienen a las playas bañadas de sol de la región, o los pocos que alimentan el creciente negocio de prostitución de menores, jamás entran a esta zona de chabolas.

Casi todos los 50.000 habitantes de la ciudad Nelson Mandela, han sido obligados a huir de sus casas en perdidas zonas rurales, por el miedo de ser atrapados en un fuego cruzado en la creciente guerra sucia de Colombia. A nadie aquí le importa demasiado la política del conflicto. Algunos han sido desalojados de sus hogares por grupos paramilitares de derechas y otros han sido desalojados a punta de pistola por uno de los dos principales grupos de guerrillas Marxistas.

"Cuando llegan los pistoleros uno se siente indefenso y no puede hacer más que enterrar a sus muertos" dijo el campesino José Vicente Ortiz, quien ha sido desplazado dos veces. Al igual que sus vecinos, ahora vive en una chabola hecha de cartón, plástico negro, y un techo de latón.

Las clases medias y altas urbanas también son presa del conflicto civil de 37 años de duración, el cual ha complicado las bandas de narcos y criminales profesionales. El año pasado 282.000 Colombianos dejaron el país y no volvieron—huyendo de estancamiento económico, desempleo rampante, y la intensificada campaña de secuestros y extorsión de las guerrillas.

"Esto es como una pequeña Chechnya, una guerra de locos, de dementes, y de psicópatas," afirmó un policía.


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Niños Soldados: Atrapados en la Pobreza, Cautivos de la Guerra
Por Karl Penhaul


Juan Elías Uribe sujeta una foto de su padre, dentista que fue asesinado por los paramilitares. En los años después del asesinato de su padre Juan Elías se ha convertido en uno de los lideres más oradores del Movimiento de la Paz Infantil de Colombia. Estaba estudiando Derecho cuando le conocí el año pasado. Desde entonces las amenazas de muerte han obligado a la familia a irse de Colombia.