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DIALOGOS DE PAZ

Desde que tomó el cargo en 1998, el Presidente Andrés Pastrana ha apostado su vida política en el proceso de paz. Demostrando gran osadía, ha creado una zona desmilitarizada sacando las fuerzas de seguridad del estado de una extensión de jungla y sabana del tamaño de Suiza. Pero una vez pasada la euforia del éxito de Pastrana en traer a las FARC a la mesa de negociaciones, estaba claro que los diálogos estaban cargados con burocracia de procedimientos y que no conducían a ningún sitio.

El enviado especial de las Naciones Unidas Jan Egeland-un veterano de los esfuerzos por la paz en Oriente Medio, Bosnia, Sudan y Centro América- describió a Colombia como uno de sus retos más difíciles. "Hay más actores participando, más amargura y más dinero sucio alimentando el conflicto," explicó en una entrevista en Junio del 2000. "El proceso de paz aquí será largo, difícil, cuesta arriba y tendrá muchas desilusiones por delante. Pero creo que tendrá éxito."

Un año después, la mayoría de Colombianos no están de acuerdo. Encuestas de opinión demuestran consistentemente que más de tres cuartos de la población piensa que el diálogo está parado y que el gobierno ha otorgado demasiadas concesiones a los rebeldes-como la zona desmilitarizada por poco a cambio.

Egeland cree que las consecuencias serán drásticas para toda la región si el diálogo se derrumba. Oficiales de EE.UU. han avisado periódicamente que la guerra podría desestabilizar a los países vecinos, Venezuela, Panamá, Perú, Ecuador y Brasil.

En las últimas semanas, las esperanzas de progresar han revivido gracias a un intercambio limitado de prisioneros entre las FARC y el gobierno- una propuesta inicialmente sacada a luz en Marzo de 1998. En el trato, los rebeldes han liberado a más de 100 soldados y policías enfermos, de los aproximadamente 500 que han capturado en combate y que han sido retenidos en campamentos en la jungla durante más de tres años. A cambio, el gobierno a liberado a 15 guerrilleros enfermos de prisiones del país. Señores de la guerra de las FARC parecen creer que el acuerdo incrementara su estatus político militar internacionalmente y que les dará un reconocimiento de facto como una legitima facción en guerra que busca derrocar al estado.

Los esfuerzos para negociar con el ELN han sido menos fructíferos que las lentas negociaciones con las FARC. La zona designada como un refugio seguro para los diálogos con la Comandancia Central del ELN ha sido asaltada continuadamente por los paramilitares y el ejército durante los últimos dos años. Eso obligó al ELN a retroceder y en un esfuerzo de compensación de su posición debilitada, ha recurrido a ataques estilo terroristas sobre civiles para demostrar que todavía son fuertes, El gobierno sin embargo, insiste que no se ha rendido en mantener diálogos de paz por separado con el ELN antes del final de la administración de Pastrana en Agosto del 2002.


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Por Karl Penhaul