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Alzando laVoz

Durante muchos años, los desplazados se mantuvieron en silencio y escondidos por temor a ser víctimas de nuevo. Más recientemente, sin embargo, han empezado a imponer sus demandas. Ahora hay más de 60 organizaciones de personas desplazadas en Colombia, la mayoría pequeñas, mal organizadas y con falta de recursos. Con la ayuda de ONGs locales e internacionales algunas han logrado implantar algunos planes y proyectos.

En Febrero del 2000, representantes de varias organizaciones formaron la Coordinación Nacional de Personas Desplazadas para insistir que el gobierno abriera el diálogo con el grupo, "con el objetivo de discutir y proponer soluciones al problema del desplazamiento forzoso."

La frustración ha llevado a algunos grupos a iniciar acciones más agresivas. Durante cinco meses en 1998, 100 personas desplazadas ocuparon la oficina de la Defensoria del Pueblo. Las protestas crecieron en 1999, especialmente en Bogotá; Un grupo tomó las oficinas del UNHCR durante un corto tiempo; en Diciembre, alrededor de 60 personas desplazadas ocuparon las oficinas del Comité Internacional de la Cruz Roja (ICRC). El gobierno se ha negado a ceder a las exigencias del grupo, diciendo que no les puede dar asistencia que no puede suministrar a otros desplazados. El IRCR sigue ocupado mientras esto es publicado en la prensa.

Denunciar los hechos conlleva el alto coste de la persecución por parte de los paramilitares, las guerrillas y el ejército. El informe Brookings alega que: "Colombia es el país más peligroso del mundo para dirigentes de organizaciones de desplazados." En Mayo del 2001, días después de la publicación del informe Brookings, esta declaración demostró ser demasiado certera. Darío Suárez, uno de los fundadores del Comité Nacional de Personas Desplazadas, fue asesinado en Neiva, Departamento de Huila.

El gobierno de Pastrana ha acogido públicamente la Guía de Principios de la ONU sobre Desplazamiento Interno, la cual proclama el derecho de cada persona a no ser arbitrariamente obligada a abandonar su hogar. La única manera de detener el desplazamiento es parar la guerra, lo cual no parece que sea probable en un futuro próximo. Mientras tanto, el gobierno debe honrar su compromiso a la Guía de Principios y hacer más para salvaguardar su población más vulnerable. Si no cumple con sus obligaciones, impondrá aun más sufrimiento ha los hostigados Colombianos.



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Los Refugiados huyen cruzando las fronteras
Por Hiram A. Ruiz



Colombianos Desplazados
Cartagena, Junio 2000


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