El
año pasado el congreso de EE.UU. aprobó
un paquete de ayudas sin precedente a Colombia de $1.3
billones. Esto representó la contribución
de EE.UU. al Plan Colombia de $7.5 billones, originalmente
diseñado como un programa multifacético
de cinco años dirigido a tratar los muchos problemas
del país promocionando la paz. Fue presentado por
el Presidente Andrés Pastrana a finales de 1999
y fue endorsado por el Presidente Bill Clinton a principios
del 2000.
A pesar de ello, un año después, aún
en su fase inicial de implantación, el Plan Colombia
ya ha generado un acalorado debate político, creado
muchas reacciones negativas y producido severos efectos
dañinos en el conflicto mismo.
El casi exclusivo enfoque anti-droga de ayudas Estadounidenses,
destacando la erradicación de cultivos de coca
por fumigación aérea con pesticidas en distritos
del sur, dio al Plan Colombia una dirección y carácter
totalmente nuevos esencialmente borrando su método
original el cual tenía una base más amplia.
Cuatro quintas partes de los recursos Estadounidenses
fueron adjudicadas al ejército y a la policía,
convirtiendo a Colombia en el mayor receptor de asistencia
de seguridad de los EE.UU. El Plan Colombia dio la imagen
a los Colombianos que, en vez de apostar por un proceso
de paz los EE.UU. estaban escalando la guerra.
Este mismo mensaje hizo eco en Bruselas y otras capitales
Europeas, donde el Plan Colombia enseguida encontró
oposición especialmente a su componente militar
y su énfasis en fumigación aérea.
Por esta razón Europa no ha aportado en su totalidad
los $2 billones que con Canadá y Japón habían
acordado contribuir.
Más significativo aun es que, el Plan Colombia
ha dividido a los Colombianos, todo lo contrario de su
intención manifiesta de unirlos.
El plan nunca fue consultado, discutido o debatido dentro
de Colombia antes de su presentación en el extranjero.
Ni las comunidades directamente afectadas ni sus representantes
electos fueron incluidos en los procesos de decisión.
Mientras que el congreso de EE.UU. ha tenido innumerables
sesiones abiertas y vistas sobre el Plan Colombia, el
congreso Colombiano aún ha de tener la primera.
En las elecciones regionales de Octubre del 2000 todos
los departamentos del sur, objetivo del Plan Colombia,
eligieron gobernadores que habían propuesto fuertemente
plataformas en contra de la fumigación. Al tomar
sus puestos, formaron un frente común para proponer
su propia versión del Plan Colombia, basada en
una erradicación gradual, manual y concertada acompañada
de subsidios y créditos para permitir a los campesinos
encontrar alternativas viables al cultivo de coca.
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Photo copyright @ Hiram A. Ruiz, 2001
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