Para
ser efectivas, estas asistencias deberían ser complementadas
con unas ayudas mantenidas a largo plazo para otros temas distintos
a la seguridad. Un apoyo mayor para el refuerzo de las instituciones
incluyendo una reforma judicial, esfuerzos de la regla de
la ley dirigidos a reforzar las garantías de derechos humanos
y en reducir la corrupción- son esenciales para asegurar
que los acusados de violar derechos humanos sean enjuiciados adecuadamente.
Los EE.UU. también deberían ofrecer un apoyo económico
sostenido con ventajas especiales en el comercio para poder
acceder a los mercados de EE.UU. para ayudar a Colombia a
tratar sus numerosos problemas sociales. Ayudas humanitarias y una
alternativa bien planeada de desarrollo de programas alternativos
y sociales, dirigidas a las desigualdades subyacentes en temas de
educación, salud y reparto de tierras también deberían
ser prioritarios.
En términos políticos prácticos tiene sentido
concentrar las engrías para ir más allá del
actual paquete de estrecho enfoque y intentar crear un consenso
detrás de una estrategia más constructiva de EE.UU.
en Colombia. Empezar de cero la sugerencia dada por algunos
críticos de la política de EE.UU. no es factible.
Además corre el riesgo de que en la política anteriormente
mencionada de una retirada gradual, aunque improbable, no puede
ser totalmente descartada dadas las tendencias de la política
exterior de la administración de Bush. Como ha sido discutido
antes, esto sería lamentable, y más bien dañino
y con consecuencias más severas en derechos humanos
como el maltrecho y decepcionante paquete de ayudas implantado
en la actualidad. En resumen, las opciones, no son muy atractivas.
Es seguro que será muy difícil intentar conseguir
que los dirigentes de Washington diseñen y den forma a las
ayudas de EE.UU. de una manera que contribuya a reforzar las instituciones
democráticas en Colombia. Quizás más difícil
aún es la tarea de dar energía a Washington para que
juegue un papel diplomático esencial pero no necesariamente
muy visible catalizador para ayudar al Gobierno Colombiano
a lograr una solución política a su conflicto. Muchos
legisladores dan poca prioridad política a Colombia ( y a
Latino América en general) prestan mas atención a
otros puntos problemáticos del mundo, y equivocadamente creen
que las agencias a cargo del problema de la droga van a resolver
la situación.
De hecho, las evidencias distan de dar ánimos. Después
de la reunión Cumbre de las Américas de dirigentes
del hemisferio en Québec el 22 de Abril, el presidente Bush
afirmó, "Está en manos del presidente Pastrana
conseguir la paz. Una vez conseguida estaremos a su lado."
Tan notable pasividad es profundamente preocupante. La administración
de Bush necesita involucrarse política y diplomáticamente
para ayudar a los Colombianos a diseñar una estrategia y
crear un consenso nacional para avanzar lo que es en su mejor estado
un esfuerzo de paz tambaleante entre el gobierno, y ambas las FARC
y el ELN (Ejercito de Liberación Nacional) La segunda fuerza
rebelde del país. Con las elecciones presidenciales de Colombia
a menos de un año, no se puede esperar que Pastrana consiga
mucho progreso en este frente antes de finalizar su mandato. Mientras
tanto, sin embargo, los EE.UU. no debería quedarse en el
banquillo y simplemente esperar un avance en las estancadas negociaciones,
como sugiere el comentario de Bush.
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Los
EE.UU. Fomentan la Guerra Colombiana
Daniel García-Peña argumenta que el Plan
Colombia "da la imagen que los Estados Unidos, más
que apostar por el proceso de paz está gastando
dinero en escalar la guerra." |
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