En
otra parte de la ciudad me encuentro con otro grupo
totalmente dirigido por jóvenes, fundado hace
casi siete años por una antigua catequista, con
apenas veinte años. Lo que empezó como
clases de instrucción religiosa se ha convertido
en una comunidad muy unida.
Teniendo en cuenta sus orígenes religiosos los
miembros del grupo tienen poco en común. La mayoría
tienen historiales complicados y aquí es precisamente
donde ven su fuerza. Algunos han trabajado para el cartel
del gas o en laboratorios de coca; otros eran de las
guerrillas; y a otros las guerrillas les había
matado a miembros de su familia. Algunos se habían
prostituido para conseguir dinero para comer. Todos
quieren tener mejores opciones. "Nos llamamos Némesis,
porque somos especiales, orgullosos y estamos determinados
de ayudarnos nosotros mismos," declara el dirigente.
Un grupo de chicos que viste delantales blancos con
la cabeza cubierta se prepara a hacer pan. Trabajan
frenéticamente y pronto los buenos olores llenan
la panadería Némesis. Los miembros venden
empanadas de carne, pan, y dulces desde la casa de uno
de los miembros y desde carretas que empujan por las
calles. Además de esta micro-empresa promocionan
la salud en la juventud de la comunidad. Aun no satisfechos,
el grupo tiene echada la vista a un edificio donde abrirán
un centro juvenil. A parte de los servicios educativos
y sanitarios, Némesis quiere ofrecer instalaciones
recreativas muy necesarias.
El grupo ha solicitado fondos públicos pero son
limitados y la competencia es feroz. Mientras tanto
Némesis recauda dinero organizando juegos de
bingo en la comunidad. Descubro que ni un juego de bingo
es algo sencillo aquí.
Mirando como los chicos preparan el bingo para mañana
se acerca el comandante local, armado, queriendo saber
qué está haciendo Némesis. No teniendo
nada que esconder le cuentan sus planes. Él dice
que no ve ningún problema. No obstante, más
tarde, el mismo día el grupo se enfrenta a un
dilemaun paramilitar de otro barrio le dice a
un miembro con el que yo camino que sería mejor
que eligiesen otra fecha porque las AUC van ha hacer
su propio bingo para recaudar fondos el mismo fin de
semana. Al final los chicos hacen su bingo como previsto
fiándose de la palabra del primer comandante.
A pesar de su valor, Némesis es mucho más
vulnerable que cualquier otro grupo que he conocido,
por ahora. Adivinar quién tiene más poder
es como jugar a la ruleta Rusa. Sin apoyo internacional
o local institucional están en su propio mundo
donde las reglas y los regentes que determinan quienes
debe seguir vivos cambian continuamente.
El gobierno local se mantiene cautelosamente optimista
sobre los planes del Ministerio de Justicia de abrir
una casa de justicia. "La presencia estatal
civil no ha existido en la vida de esta gente durante
años," me contó un abogado que trabaja
en la oficina del alcalde. "La única justicia
que ha habido ha sido impuesta por los grupos armados.
Quizá el ejercer la autoridad civil y el estado
de derecho pueda causar un cambio positivo."
Quizá pueda. Pero mientras tanto, Némesis,
las Águilas del Alba, y las Organizaciones de
Mujeres van a necesitar el apoyo de muchos para mantener
vivo su importante trabajo, sus sueños y a ellos
mismos.
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Miembros
del grupo juvenil Némesis vendiendo refrescos
en su juego de bingo.
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Un
miembro de Némesis intenta atraer un grupo
al bingo tocando música de baile. Solo
acudió un puñado de personas. Los
paramilitares hicieron un bingo en competencia,
en un barrio cercano.
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Miembros
del grupo juvenil Némesis en su panadería.
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Un
joven que educa sobre derechos humanos viene al
bingo pero no quiere que se muestre su cara. Queda
por ver si los paramilitares permitirán que
Némesis continué funcionando independientemente.
Mientras tanto hay mucha incertidumbre y miedo. |
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