La
Organización Popular de Mujeres (OFP) es notable
por su extensa red de servicios no solo en Barrancabermeja
pero también en el campo. Por su valiente trabajo
en los derechos humanos el grupo ha alcanzado reconocimiento
internacional y su vital apoyo para mantener los comedores
de caridad, programas culturales, trabajo en la educación
infantil, y sus esfuerzos de ayuda a refugiados.
La junta directiva de la OFP y aquellos que dependen
de sus servicios han recibido amenazas. "Intentaron
cerrarnos pero no pueden," me dice una de las mujeres.
"Claro que a veces tenemos miedo pero no debemos
convertirnos en prisioneros del temor."
En el amplio cuartel general de la OFP otra mujer describe
el nuevo refugio que van a abrir en Bogotá, a
11 horas en coche de Barrancabermeja. Muestro mi sorpresa
al saber que esta organización local se está
expandiendo para ayudar a gente que está tan
lejos.
Me dice, "Es específico para gente que es
presionada a salir de Barrancabermeja. Antes siempre
podíamos proteger a los refugiados del campo.
Ahora no sabemos si podemos ofrecerles la misma protección
aquí. Bogotá es nuestra red de seguridad."
En el sector sureño de la ciudad 20 familias
han sido obligadas a mudarse por amenaza de muerte.
El comedor regentado por la OFP fue temporalmente cerrado
por la misma razón. Una monja me cuenta que varios
jóvenes con becas universitarias fueron obligados
a devolver el dinero y dejar sus estudios. "Parece
que las becas de la Organización de Mujeres son
consideradas "subversivas" por el nuevo poder
aquí en la ciudad."
En las afueras de la ciudad visito las Águilas
del Alba, un pequeño grupo juvenil independiente
que esta elaborando un proyecto para cultivar hortalizas
y hacer piscifactorías en un lugar donde las
guerrillas escondían a los raptados. "Nuestro
sueño es tener una escuela técnica que
produzca su propia comida, tanto para la escuela como
para la comunidad," explica el director, un misionero
Metodista. No existiendo otras instituciones de educación
secundaria en la zona la escuela sería un recurso
enorme.
Sin fondos públicos, eclesiásticos o privados,
las Águilas del Alba empezaron ha recolectar
fondos vendiendo galletas que hacen y envasan, a demás
de su propia artesanía variada: collares de cuentas,
tarjetas con flores secas
Después de superar
su primer año con estos esfuerzos caseros recibieron
su primer donativo- de un consorcio de empresarios locales.
El dinero les permitió comprar terreno para el
proyecto y financiara su trabajo, aunque solo durante
los próximos seis meses.
Observo a los chicos determinados y optimistas quitan
hierbajos y escombros de alrededor de los estanques
que usaran para criar peces. Volviendo a la casa donde
se reúnen nos observa un grupo de hombres. Veo
como el optimismo boyante de los chicos se convierte
en cautela.
"Somos un grupo de auto-ayuda independiente cuyo
objetivo es el desarrollo económico y educativo
de los jóvenes," me dijo el director. "Por
ahora hemos evitado la intervención de los grupos
armados. Esperamos mantenerlo así pero vamos
a necesitar ayuda."
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Un
miembro del grupo juvenil Aguilas del Alba coloca
una flor en el pelo de su amiga. El grupo está
tratando funcionar sin intromisiones en un barrio,
controlado por las fuerzas paramilitares de las
AUC.
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El
grupo juvenil Aguilas del Alba despejando un terreno
para una cooperativa agrícola.
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