Barrancabermeja
23 de Junio de 2001
Hace ya varios meses desde que las fuerzas paramilitares
derechistas de las AUC expulsaron a las guerrillas izquierdistas
(las FARC y el ELN.) En Febrero y Marzo cuando se libraron
las batallas finales en los barrios, el pueblo de Barrancabermeja
esperaba un baño de sangre. Aunque sus peores
temores no se han cumplido, el miedo y la incertidumbre
prevalecen en el trasfondo.
Numerosas personas me dicen que uno de los problemas
es que muchos paramilitares son guerrilleros que han
cambiado de bando. "Eso significa que saben perfectamente
quién apoyó a las guerrillas anteriormente,"
me cuenta un funcionario. "Esta ciudad se mantiene
en vilo."
La tensión es peor en la parte pobre del sur
de la ciudad, hogar de más de la mitad de la
población. La autoridad civil ha estado ausente
durante casi una década. Cuando las guerrillas
se hicieron con el control los habitantes no tuvieron
mas elección que adaptarse. Por lo tanto ahora
muchos son sospechosos para los paramilitares. El control
de los mercados ilegales y las actividades de la región
también han cambiado de mano lo cual empeora
la situación.
En los barrios del sur y el campo que los rodea el gran
desempleo se une a la falta de presencia gubernamental.
Por lo cual conectarse al oleoducto de Occidental
Petroleum para venderlo ilegalmente o usarlo
para procesar la cocaína es uno de los fines
más atractivos de la región para el crimen
organizado.
El "cartel gas," anteriormente controlado
por las guerrillas y pequeñas organizaciones
criminales es un premio de guerra apreciado siendo una
fuente de riqueza nada despreciable. Si la toma del
control por los paramilitares significa que las AUC
tienen control absoluto del cartel esta abierto a debate.
Lo que es cierto es que las reglas del cartel han cambiado.
Un ciudadano, que debe permanecer anónimo, me
cuenta que cuando las guerrillas controlaban el cartel
del gas respetaban el derecho de su padre para evitar
el enganche ilegal al oleoducto de Occidental
soterrado en su tierra, pero hace unas semanas el padre
de este señor desapareció.
Ahora la familia cree que fue asesinado por el cartel
del gas. "Desde entonces no le hemos visto ni sabemos
nada de él," me cuenta el señor.
"He recibido un mensaje diciendo que venda el ganado
y abandone la granja."
Aunque el índice de asesinato en la ciudad no
ha cambiado drásticamente desde la toma de poder
de los paramilitares el pueblo sigue siendo víctima
de otra manera. Los desplazamientos forzados y la intimidación
sociológica están traumatizando a los
más indefensos. Las organizaciones independientes
de la comunidad- un salvavidas para los pobrestambién
están amenazadas.
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Jóvenes
se juntan para asistir a clases de guitarra en
las oficinas de la Organización Popular
de Mujeres (OFP) de Barrancabermeja, a pesar de
las amenazas de los paramilitares contra los que
usen los servicios de la organización.
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En
otra habitación se imparten clases de danza
tradicional.
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La
cocina comunal, dirigida por la OPF fue obligada
a cerrar durante un tiempo por amenazas de los paramilitares.
A pesar de las amenazas vuelve a servir comidas
baratas para adultos y niños de la comunidad.
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