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Existía una lógica devastadora concerniente al asesinato de Eduardo Umana. Pertenecía a una especie en extinción: aquellos Colombianos cuyos esfuerzos para fomentar la tolerancia política y el diálogo amenazan a los guerreros de todos los bandos. No fue accidental que su asesinato expuso la alianza entre el ejército y los paramilitares que matan para prolongar y encrudecer la guerra.

Después de la muerte de Eduardo y bajo la presión del embajador de los EE.UU. Myles Frechette, el Ministerio de Defensa Colombiano disolvió la 20 Brigada. Pero el Ministerio fracasó al no desmantelar las células secretas del escuadrón de la muerte y por lo tanto recicló a aquellos agentes de inteligencia para servir en otras brigadas del ejército en el país.

La orden de arresto para Carlos Castaño por el asesinato de Eduardo Umana se apolilla en algún barracón de la policía o el ejército.

En Diciembre del 2000, Mary Robinson, la alta comisionada para los Derechos Humanos de Las Naciones Unidas, visitó Bogotá, sabiendo muy bien que el país se estaba desangrando. Incluso así muchas cosas le chocaron. No podía dar crédito a la indiferencia de los líderes políticos que nunca le han dado importancia a hacer un "acto de presencia" en ninguno de los funerales de sus propios ciudadanos. Y se sintió apabullada al descubrir que gran numero de Colombianos estaban a favor del asesino y no de la víctima.

En la rueda de prensa que dio el 4 de Diciembre, fue contundente: "Tengo una sensación real de la desesperada necesidad de mayor seguridad que la gente común tiene en este país…" dijo, "(pero) insto a los Colombianos a que no caigan en esta trampa… Los grupos paramilitares no son vuestros amigos. No apoyan a la población civil. Ellos quebrantan la ley. Ellos están minando la legitimidad y la autoridad del gobierno… Es intolerable que semana tras semana el fenómeno paramilitar crezca."

No se podía pedir que Mary Robinson entendiese la patología de la sociedad Colombiana. Los Colombianos han ligado sus sueños del futuro a un mito que dice que Castaño puede derrocar a las guerrillas, y cuando se gane la guerra él depondrá sus armas y todo volverá a la "normalidad".


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