Días
después en lo que se describió como la operación
militar más grande hasta hoy contra los paramilitares, se
dice que los soldados arrestaron a 57 participantes de la masacre.
El Presidente Pastrana voló desde Bogotá para presidir
la exhibición de los prisioneros y el material bélico
capturado. La verdad era menos gloriosa, los "cautivos"
del ejército estaban huyendo de un encuentro con las guerrillas
cuando los soldados les salvaron la vida.
Recientemente la fuerte presión internacional para que el
gobierno de Pastrana se imponga a cualquier coalición entre
el ejército y los paramilitares está empezando ha
mostrar resultados. El General Tapias sabe que es primordial cortar
el cordón umbilical que une a sus fuerzas y las AUC y que
el mensaje les ha empezado a llegar a comandantes individuales en
el campo, como al comandante de la 5 Brigada en Magdalena Medio,
el General Martín Orlando Carreño. Pero la relación
entre las AUC, sus simpatizantes, la política y el ejército
establecido está arraigada en una historia común,
unida por un enemigo común y fomentada por la extensa corrupción
-los comandantes de las AUC no carecen de fondos para comprar la
cooperación en el campo de los malpagados oficiales del ejército.
Además la sinergia entre las fuerzas del estado y los AUC
que se les ha permitido crecer por la pasividad, negación
oficial y un clima de tolerancia social a los crímenes paramilitares.
Hace solo unas semanas un diplomático que pidió se
guardara su anonimato, volvió de una visita al norte de Colombia
donde había visto "con mis propios ojos" a los
notorios "co-patrujalles" (patrullas conjuntas de la policía
y los paramilitares). Conduciendo por la calle a plena luz del día
estaba el coche de policía y justo detrás siguiendo
un camión con tropas AUC armadas y de uniforme. Cuando el
reportero de la BBC Jeremy McDermott llegó a Puerto Assis,
Putumayo el pasado Agosto buscando el cuartel general de los paramilitares
locales solo tuvo que coger el primer taxi que vio al salir de su
hotel y decirle que lo llevase allí.
Según McDermott, "Ni pestañeó, simplemente
puso el coche en marcha y se fue rápidamente por las calles
bacheadas, pasando el control del ejército y saliendo del
pueblo." Cuando llegó a su destino McDermott se encontró
en una villa lujosa alejada de la carretera "a cinco minutos
en coche de la base local del ejército," y " una
escena reminiscente al apogeo de los barones de la droga en Medellín
hace una década," la casa tenía gimnasio, mesas
de billar al aire libre y chicas guapas descansando alrededor de
la piscina con sus novios paramilitares con el
pelo rapado.
También conoció a un antiguo sargento del ejército
Colombiano, que se presentó como el oficial instructor del
Bloque Sureño de las AUC, con 800 miembros que controla el
pueblo y la región colindante. El comandante "Yair"
orgullosamente informó a McDermott que estaba impartiendo
los conocimientos adquiridos durante sus sesiones de instrucción
por Las Fuerzas Especiales de EE.UU. en el Fuerte Benning y el Fuerte
Worth.
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